3/14/2007

Los primeros 100 días y de cómo el neoliberalismo se fue a pique en tan poco tiempo.

Por Pepe Montero.

Transcurrieron los primeros 100 días del segundo gobierno de alternancia encabezado por Felipe Calderón.

Calderón comenzó su sexenio en medio de la turbulencia de las acusaciones de la izquierda de haber llegado a la silla presidencial a través de un fraude electoral. No obstante Calderón supo sortear los obstáculos más o menos bien.

Primer acto simbólico: Bien o mal tomó protesta en San Lázaro, que tenía los ánimos desbordados y a pesar de ello lo hizo. Otro de los primeros actos simbólicos del nuevo presidente fue declarar la guerra al crimen organizado del narcotráfico empleando un importante número de efectivos militares, lo que tristemente es la clara utilización de las fuerzas armadas para recuperar espacio geográfico perdido (llámese inseguridad) en tiempos de paz constitucionales (el ejército debería estar en sus cuarteles) y como un mensaje a las fuerzas políticas de oposición.

La decisión de Calderón de reforzar su imagen política mediante la constante aparición como mando supremo de las fuerzas armadas intenta mostrar firmeza y sobre todo autoridad. Al presidente Calderón le aconsejan utilizar símbolos políticos y ha puesto énfasis en el símbolo del control de las fuerzas armadas como eje para sustentar el poder presidencial.


Sin embargo, esta errática imagen donde más parece soldado razo que mando supremo, no le ha ayudado mucho para mantener el rumbo del buque neoliberal, ni para convencer de su autoridad. En cuanto hubo una repentina subida en los precios internacionales del maíz la economía mexicana no resistió y dejó en evidencia la ausencia de una política nacional de previsión ante un predecible déficit de suministros de la canasta básica. Negligencia económica. UnEstado no puede dejar que las cosas se rijan exclusivamente por las leyes del mercado, sobre todo cuando no se tienen los presupuestos legales, económicos y políticos para evitar la especulación y el monopolio (enemigos de la verdadera economía de libre mercado). Estos son claros efectos de la desregulación económica mal planificada y desequilibrada.

Por más esfuerzos que hizo el presidente Calderón en Davos para convencer a los inversionistas de la seguridad económica de México, a las pocas semanas las principales bolsas de valores del mundo cayeron abruptamente. Así el 27 de febrero México tuvo una caída de 5.8% en las inversiones totales. Efecto directo de la economía globalizada, de la que desafortunadamente depende la economía mexicana. Cuando el mercado interno depende de capital externo se está a merced de la voluntad del inversionista. Si un Estado no es capaz de mantener la soberanía de su economía pierde autoridad, pierde sentido su existencia.

El presidente Calderón, seguido de clase política panista y contra sus principios ideológicos tuvo que intervenir para frenar el incremento de la tortilla celebrando un convenio de precios con los actores involucrados, estableciendo una política nacional. En el caso de la caída de la bolsa intentó persuadir al público diciendo que México había resistido la crisis bursátil siendo la mexicana una economía sólida y fuerte, cuado la evidencia era otra. ¿Dónde quedó el neoliberalismo?

A los políticos y economistas del PAN les debería quedar claro que de alguna u otra forma, para su elemental subsistencia, el Estado debe contar con la posibilidad jurídica, económica, social y política de intervenir en el mercado, de intervenir en los precios y de regular el intercambio de bienes y servicios para evitar oportunistas y especuladores nacionales y trasnacionales, evadiendo desórdenes sociales y económicos mayores, que también pueden quebrar al país, aún más cuando en México las condiciones para la especulación y el monopolio están dadas.


Foto: La Jornada Michoacán.

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